Los restaurantes de Ciudad de México abrieron este miércoles sus puertas tras las medidas de confinamiento decretadas hace algo más de tres meses, en una tímida reapertura con un tope del 40% de aforo.
“Estos son los primeros clientes después de tres meses. Estuvo la gente encerrada por mucho tiempo, entonces esperamos que poco a poco vaya fluyendo”, explicó a Efe Luis Hernández, jefe de meseros de un restaurante de comida asiática, rodeado de carteles con los protocolos sanitarios a seguir en esta reapertura.
En la colonia Condesa, uno de los barrio de moda de la capital, donde se encuentra el restaurante de Hernández, se alternaban este miércoles los comedores cerrados y los abiertos, en los que los comensales eran más bien pocos.
“De momento se ve muy tranquila la zona, pero esperemos que esto se empiece a activar y la gente ya salga poco a poco”,
resumió el mesero, quien confirmó que varios locales de la zona no abrirán hasta la próxima semana
Este miércoles pudieron reabrir los restaurantes de la capital, no así los bares, dentro de la primera semana en la que el semáforo epidemiológico pasó del rojo al naranja, que indica todavía una fase de alto riesgo de contagio.
Por eso, siguen cerradas las iglesias, los cines, los teatros, los museos, las salas de conciertos, los gimnasios, los bares, las discotecas, las escuelas, los parques de diversiones, las oficinas y los salones de eventos.
Hasta el momento, la pandemia de COVID-19 ha dejado 226,089 enfermos en el país y 27,769 muertos, mientras en Ciudad de México, principal foco rojo de la enfermedad, se han contagiado 48,014 personas y han muerto 6,560.
Además de la limitación de aforo, los restaurantes capitalinos tuvieron que adaptarse a la llamada nueva normalidad con medidas higiénicas y de distanciamiento tanto para personal como para clientes.
“Llega la persona, se sanitiza (desinfecta) el calzado, se le sanitiza y se lava las manos y se les ofrece una mesa sanitizada”, explicó a Efe Adrián Arellano, director de operaciones en una popular cadena de taquerías, mientras coordinaba la apertura de uno de sus locales.
Arellano subrayó que, además del mencionado protocolo y de separar las mesas ocupadas, han desaparecido los centros de mesa y las cartas habituales, sustituidas por “un código QR o si la persona no tiene su celular a mano se le entrega un menú desechable”.
El director de operaciones aseguró que esta reapertura, aunque sea al 40%, va a “venir bien a las ventas”.
“Tenemos mamparas, tenemos mobiliario de lavado, tenemos señalítica, los menús ahora son desechables, caretas e insumos. Se le ha invertido pero creo que conviene”, resumió.
Los pocos clientes que se decidieron a ir a los restaurantes, como Luw, un estadounidense que vive en la Condesa, agradecieron también la medida.
“Yo siempre estoy bien deseoso de que la Condesa tenga la vida que siempre ha tenido”, indicó desde la terraza de un café, convencido de que la gente superará el miedo porque no conoce “ningún caso que le haya tocado la pandemia”.
“Estaba como gatita encerrada, y yo creo que la libertad y el salir son parte de una cuestión social y de una necesidad de convivir, aunque sea con sana distancia”, expresó otra clienta, Lucía, en el primer día de reapertura.
Lucía advirtió que “esto es una enfermedad que sigue y va a seguir en los hogares”, pero aseguró que hay que salir pese a la situación sanitaria y sobre todo económica.
“A parte del miedo, la gente no tiene dinero. Yo que tengo una situación económica solvente, como empresaria tengo negocios, estoy fatal. Hay veces que no tengo para un refresco. Imagínate cómo está la gente que vive día a día“, opinó.
Tras el cierre de la economía no esencial en abril y mayo, México inició en junio una lenta reapertura basada en un semáforo de cuatro colores que determina el riesgo de contagios en cada uno de los 32 estados.
Además, se recomienda a la población quedarse en casa lo máximo posible y mantener estrictas medidas higiénicas.
EFE