La medida contemplará la presencia de instalaciones para pruebas de COVID-19 en el Aeropuerto de París-Charles de Gaulle y en el Aeropuerto de París-Orly, las principales terminales aeroportuarias de la capital francesa. Allí, a partir del próximo 26 de octubre, los pasajeros que salgan de Francia tendrán la posibilidad de realizar una prueba rápida de antígenos a su salida.
El secretario de Estado de Transporte de Francia, Jean-Baptiste Djebbari, indicó que el gobierno nacional ha aceptado propuestas para establecer instalaciones de pruebas de COVID-19 en los aeropuertos franceses, comenzando en una primera instancia por los dos ubicados en la ciudad capital.
Medios franceses locales han reportado que el secretario Djebbari también ha detallado que ese tipo de pruebas estarán disponibles “especialmente para salidas a destinos como Estados Unidos o Italia, y para llegadas desde zonas rojas“.
Ante ello, la intención es garantizar test para todos los viajeros procedentes de áreas de alto riesgo. Se espera que la infraestructura específica para las instalaciones de testeos esté lista en los aeropuertos de París desde finales de octubre de 2020.
La toma de esta decisión ha coincidido con el reporte de cifras de tráfico del grupo Aéroports de Paris (ADP) que indican una caída del 75% en el número de pasajeros mensuales en comparación con el mismo período del año pasado. Las autoridades adjudican que parte de este escenario se debe a la falta de información y exceso de inseguridades por parte de viajeros en lo que respecta a un contexto muy delicado para la salud.
E organismo de salud pública Assistance Publique-Hôpitaux de París (APHP) considera que la realización de estas pruebas rápidas son adecuadas para los aeropuertos porque significa que la capacidad de prueba de laboratorio de PCR (que es limitada) no se bloqueará, y son entornos similares a los de las universidades, donde se han hecho.
En tanto, las pruebas de antígenos que se realizarán en el interior de los aeropuertos parisinos comprenden testeos que se pueden efectuar en 15 minutos o menos. Además, resultan mucho más económicas que las pruebas de PCR y no requieren la misma infraestructura. La única desventaja es que puede que no sean tan precisas, especialmente en casos asintomáticos.
