El turismo se trata de momentos compartidos. Ese despertar a las 5 de la mañana, cargar el auto de bolsos, mochilas, almohadas y equipo de mate para recorrer varios kilómetros hasta alcanzar el destino. Claro, antes de llegar están las paradas técnicas, los sándwiches de mamá y esos paisajes
infinitos donde uno se pone a contar hasta los postes de luz al costado de la ruta.
También es perderse, salir solo con una mochila, mapas y muchas ganas de encontrarse con uno mismo durante esas dos semanas donde los hostels, las nuevas amistades, los lugares y los aromas son protagonistas.
Siempre nos dijeron que para viajar se necesitan dos cosas: tiempo y dinero. Falso. Se olvidaron de decirnos que también precisamos ganas y que el mundo siga girando… ¡pero el mundo siempre gira! O por lo menos eso es lo que nos enseñaron en el colegio. Bueno, parece que hay momentos
en el que el mundo decide poner un freno, tomar una buena bocanada de aire y, como hacemos muchas veces nosotros, redefine su futuro. Y ahora somos nosotros los protagonistas de un momento único y maravilloso, donde el cierre de fronteras, el miedo al contagio de un bichito que ni siquiera podemos ver, nos hace repensar el viaje y las formas en las que lo veníamos haciendo.
Poder cruzar fronteras no es solamente una cuestión geográfica, sino más bien tiene que ver con romper preconceptos, darse la oportunidad de vivir nuevas experiencias, respetar el medio que nos rodea, comprender lo diferentes que somos… y lo parecidos que somos al mismo tiempo.
Llenarse los ojos de lágrimas por la paz infinita que te genera estar sentado frente al cerro de los Siete Colores, sentirse aturdido por el sonido de la Garganta del Diablo, hallarse chiquito al lado de los gigantes glaciares o degustar ese vino al lado de la Cordillera de los Andes.
Como verás, la Argentina está repleta de situaciones mágicas, todas diferentes y a la espera de ser vividas. Pero como dijimos hace un rato, con las ganas no alcanza.
También necesitamos de otros elementos para poder disfrutar de ese ansiado viaje. Ésta crisis nos pone contra las cuerdas, nos hace ver las cosas desde otra óptica y también crea un escenario repleto de oportunidades.
Argentina puede ser criticado por varios motivos, pero no por la falta de imaginación e inventiva. Y el turismo no es la excepción. Hace varios años que podemos encontrar un sinnúmero de experiencias pensadas y desarrolladas para quienes quieran disfrutar de espacios y sensaciones únicas. Basta sólo con recordar algunas de ellas: nadar con lobos marinos, tocar un instrumento junto a reconocidos músicos en un teatro de fama mundial, escalar montañas y dormir sobre ellas, visitar pueblos fantasmas, navegar bajo la luna llena, ser parte de una hinchada de fútbol o disfrutar de un imponente paisaje acompañado de historias de locales.
Es así, que viviendo en la Argentina tenemos la oportunidad de explorar el país más mágico de todos: el nuestro, con todos aquellos rincones y situaciones que todavía no conocemos. Es que viajando por la Argentina te volvés a enamorar cuando alguien te ofrece un mate y te abre las puertas de su casa.
Incluso, eso que representa tanto al ADN argentino, ahora se ha transformado en una de las nuevas experiencias turísticas que podemos vivir en primera persona.
Hace dos años abrió el primer mate bar boutique de Latinoamérica y está a la vuelta de la equina. Se llama Matea, ubicado en la ciudad de La Plata y se está expandiendo por diferentes rincones de nuestro país, para que turistas y locales puedan disfrutar de un concepto novedoso. Allí, de la mano de un experto vas a poder ahondar en el mundo del mate, degustar diferentes yerbas orgánicas, maridarlas con pastelería o incluso probar los blends de yerba mate diseñados por una sommelier. Se brindan clases de mate en diferentes idiomas, lúdicas y con el objetivo de que te vayas sabiendo un poco más sobre esta tradicional infusión y, de esta forma, te conviertas en un embajador del mate.
Entonces, cuando nos toque nuevamente levantarnos temprano para cargar el auto de bolsos, hagámoslo con una sonrisa dibujada en la cara, sabiendo que del otro lado de la ruta nos espera un país maravilloso y repleto de tantas experiencias como viajeros haya en el camino.
Una respuesta
Excelente artículo Uriel !
Gracias por mostrarnos formas que no siempre vemos.
Buen momento para revalorizar lo que tenemos.
Mario Benedetti escribió: “Si uno conociera lo que tiene, con tanta claridad como conoce lo que le falta”.
Gracias de nuevo!