El nuevo mandato presidencial de Donald Trump podría afectar al turismo en Estados Unidos debido a mayores restricciones para obtener visados

El presidente estadounidense Donald Trump, quien regresara oficialmente a la Casa Blanca el pasado 20 de enero y tomara control total del Congreso y el Senado de Estados Unidos, ha lanzado recientemente importantes reformas y medidas drásticas al comienzo de su segundo mandato: su primer mandato estuvo marcado por medidas que afectaron profundamente al turismo internacional y en su vuelta el escenario no parece tomar un rumbo distinto. 

Entre sus nuevas decisiones y medidas políticas, se contemplan amplias restricciones a la inmigración, aranceles comerciales y el despido de miles de empleados públicos, provocando también de una forma u otra que algunos de los nuevos cambios afecten considerablemente al sector turístico. En paralelo, ha trascendido que el funcionario podría aprovechar su control legislativo para fomentar el turismo interno mediante incentivos fiscales, estimulando los viajes domésticos.

El nuevo mandato presidencial de Donald Trump podría afectar al turismo en Estados Unidos debido a mayores restricciones para obtener visados

Si bien la Asociación de Viajes de Estados Unidos ha declarado estar preparada “para trabajar con la próxima administración para convertir a Estados Unidos en el principal destino del mundo y mejorar la experiencia de millones de estadounidenses que viajan cada día por carretera, tren y avión”, los expertos de la industria turística en el país americano están expresando su preocupación por las posibles implicaciones para el sector de las próximas decisiones de Trump.

A nivel interno, sin dudas la gestión actual y las mencionadas medidas podrían tener importantes consecuencias económicas y sociales: por lo pronto, como respuesta inmediata a estas iniciativas, el país se muestra un tanto agitado y en disconformidad. A nivel externo, es el endurecimiento de los requisitos para obtener visados lo que podría provocar una disminución del número de visitantes a Estados Unidos, algo que impactará de lleno en la imagen externa que pregona el país y que podría perjudicar, en consecuencia, a la industria del turismo.

Por ejemplo, según han reportado medios especializados locales, los canadienses afectados por las medidas aduaneras estadounidenses ya han comenzado a responder con boicots a los viajes: la decisión de los turistas canadienses de no viajar al otro lado de la frontera podría tener consecuencias económicas importantes para estados estadounidenses como Maine, Florida, California y Arizona. 

Siguiendo estadísticas, y según datos de la US Travel Association, una organización centrada en la promoción de los viajes hacia y dentro del país, el año pasado, al menos 20,4 millones de canadienses visitaron Estados Unidos. De acuerdo a la Asociación de Viajes de Estados Unidos, una disminución de al menos el 10 por ciento en el número de turistas canadienses podría provocar una pérdida de más de dos mil millones de dólares y la pérdida de 14.000 puestos de trabajo.

En efecto, debido a la incertidumbre política de la mano de este nuevo mandato presidencial de Donald Trump, la industria hotelera y del ocio estadounidense, que emplea aproximadamente al 10 por ciento de la fuerza laboral del país, se enfrenta a desafíos: los expertos advierten que las leyes de inmigración más estrictas, en particular en lo que respecta a los visados ​​de trabajo, podrían presionar aún más a los sectores de la hostelería y la restauración, que ya están lidiando con una escasez de personal.

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