Una reciente modificación a la Ley de Aeronáutica Civil en Perú está generando un intenso debate entre consumidores, autoridades y aerolíneas. El Congreso de la República ha aprobado por insistencia un proyecto que permitirá a los pasajeros transferir pasajes de vuelos nacionales a otra persona sin coste adicional. Esta nueva disposición representa un cambio significativo en la política comercial de las compañías aéreas y ha despertado tanto entusiasmo como preocupación.
A continuación, exploramos los detalles de la norma, sus implicaciones, las reacciones del sector aéreo y cómo podría transformar el panorama del transporte aéreo nacional en Perú.
¿En qué consiste exactamente la nueva ley?
La norma, que modifica el artículo 66 de la Ley de Aeronáutica Civil (Ley N.º 27261), establece que los pasajes de vuelos nacionales podrán ser transferidos gratuitamente a otra persona siempre que el titular lo solicite con al menos 24 horas de anticipación a la hora programada del vuelo.
Para facilitar esta operación, las aerolíneas deberán implementar canales digitales seguros y eficientes para realizar la solicitud de transferencia. Una vez hecha, la empresa aérea está obligada a emitir un nuevo billete con los datos del nuevo pasajero sin aplicar ningún cargo adicional ni penalización.
¿Qué busca esta medida?
La intención principal del Congreso es fortalecer los derechos de los consumidores, brindando mayor flexibilidad y adaptabilidad a la compra de billetes aéreos. Se reconoce que muchas veces, por motivos personales, de salud o laborales, el pasajero no puede hacer uso del boleto, lo que actualmente representa una pérdida total del dinero invertido si el pasaje es “no reembolsable” o con condiciones estrictas de modificación.
Con esta ley, se busca promover la equidad en las relaciones de consumo, reduciendo las asimetrías entre las aerolíneas y los pasajeros.
¿Por qué se oponen las aerolíneas?
La Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI) ha manifestado su preocupación por esta nueva norma. Según sus representantes, permitir la transferencia libre de pasajes puede abrir la puerta a la reventa informal de boletos y comprometer el modelo de precios dinámico que aplican las aerolíneas.
Este sistema de precios se basa en algoritmos que ajustan el coste de los pasajes en función de la demanda, la anticipación de la compra y otros factores. Las aerolíneas temen que esta flexibilidad pueda ser explotada por intermediarios que compren boletos baratos para luego transferirlos a terceros, afectando los ingresos y la planificación operativa de las empresas.
Además, argumentan que ya existe una regulación sobre este tema en el Código de Protección y Defensa del Consumidor, que contempla el derecho a modificar la titularidad del servicio en ciertos casos, lo que haría innecesaria una nueva legislación.
¿Qué dice el Congreso?
Los congresistas que promovieron la norma han respondido a las críticas indicando que la ley busca proteger al consumidor frente a políticas comerciales excesivamente restrictivas. Han señalado que las condiciones actuales de muchas aerolíneas no permiten transferencias o aplican cargos desproporcionados que afectan el derecho de los usuarios a usar libremente un servicio que ya han pagado.
Además, recalcan que la ley no elimina la titularidad de las aerolíneas sobre su sistema de ventas ni obliga a aceptar cambios ilimitados, sino que establece un marco básico de protección al consumidor que puede ser desarrollado en el reglamento.
¿A qué tipo de vuelos aplica?
La ley aplica exclusivamente a pasajes de vuelos nacionales dentro del Perú. No se menciona, al menos de momento, una posible extensión a vuelos internacionales. Esto significa que quienes viajen, por ejemplo, de Lima a Cusco o de Arequipa a Piura, podrán transferir sus boletos si no van a utilizarlos, pero no podrán hacerlo para un vuelo a Santiago de Chile o Madrid.
Tampoco se ha aclarado si la medida incluirá pasajes adquiridos con tarifas promocionales, de bajo coste o en condiciones especiales como “solo ida sin cambios”. Es probable que estos detalles se definan en el reglamento de la norma, que deberá ser publicado por el Ejecutivo.
¿Cómo funcionará en la práctica?
Una vez que la ley entre en vigor oficialmente —lo que requiere su promulgación y la publicación de su reglamento— las aerolíneas deberán habilitar plataformas digitales o canales telefónicos para recibir solicitudes de transferencia. El proceso tendría que completarse al menos 24 horas antes del vuelo, y la compañía aérea no podrá cobrar al pasajero ningún importe extra por este cambio.
El nuevo boleto deberá mantener las mismas condiciones del original: clase, horarios, servicios contratados, etc. Si la aerolínea no cumple con este procedimiento o se niega injustificadamente a realizar la transferencia, podrá ser sancionada por el Indecopi, la autoridad peruana de protección al consumidor.
¿Cómo impactará a los usuarios?
Para el pasajero común, esta ley supone un beneficio claro. En el contexto actual, muchas personas pierden el valor total de su pasaje si no pueden volar. La posibilidad de transferirlo a un familiar, amigo o incluso un colega de trabajo puede significar un alivio económico y una mayor sensación de justicia y flexibilidad en el consumo.
Además, esto podría incentivar la compra anticipada de boletos sin miedo a perder el dinero invertido. Es decir, el consumidor sabrá que, si por alguna razón no puede volar, al menos tendrá la opción de ceder el boleto a alguien más.
Riesgos y desafíos de implementación
A pesar de sus ventajas, la medida presenta ciertos desafíos. El más evidente es la posibilidad de que surja un mercado paralelo de reventa de pasajes, donde personas compren billetes en promociones para luego venderlos más caros a quienes no alcanzaron esa tarifa.
Para evitar esto, el reglamento deberá incluir controles que identifiquen patrones sospechosos de transferencias frecuentes, así como límites razonables (por ejemplo, un número máximo de transferencias por pasajero al año) para evitar fraudes.
También será necesario que las aerolíneas adapten sus sistemas tecnológicos para permitir cambios de nombre con seguridad y agilidad. Esto representa un coste operativo que muchas empresas alegan no estar en condiciones de asumir en este momento, sobre todo aquellas que ya operan con márgenes reducidos debido al impacto económico de la pandemia.
¿Qué ocurre en otros países
En la mayoría de países del mundo, los pasajes aéreos no son transferibles salvo excepciones o mediante el pago de penalidades. No obstante, hay ejemplos de aerolíneas —sobre todo de bajo coste— que permiten cambios de nombre, aunque con recargos.
En Europa, por ejemplo, Ryanair cobra una tarifa adicional por cambiar el nombre del pasajero, y solo en casos justificados lo permite sin coste. En América Latina, LATAM, Avianca o Sky Airline aplican cargos variables según la tarifa comprada. Por eso, la decisión del Congreso peruano representa una innovación dentro de la región.
Una oportunidad para redefinir el servicio aéreo
Esta medida puede convertirse en un hito en la legislación de derechos del consumidor en América Latina. Si se implementa con criterios claros, transparencia y herramientas tecnológicas adecuadas, no solo beneficiará a los pasajeros, sino que también podría fomentar una mayor competencia entre aerolíneas, obligándolas a mejorar sus condiciones comerciales para atraer y retener clientes.
Desde una perspectiva social, es un paso hacia una mayor democratización del acceso al transporte aéreo, especialmente en un país donde las distancias entre regiones son considerables y el transporte terrestre no siempre es la mejor opción.
Conclusión
La ley que permitirá transferir pasajes aéreos nacionales sin coste en Perú ha despertado un debate necesario sobre los derechos de los consumidores frente a las políticas comerciales de las aerolíneas. Si bien presenta desafíos, también ofrece una oportunidad única para replantear el modelo de atención al cliente en el sector aéreo.
Los próximos meses serán clave para determinar cómo se implementará la norma y si realmente traerá beneficios tangibles a los viajeros. Lo cierto es que el Perú se ha convertido en un país pionero en legislar a favor de la flexibilidad del pasajero, y será interesante observar si otros países siguen su ejemplo.