Colombia es, sin ánimos de adular, uno de los países latinoamericanos que mejor trabaja su imagen de marca país y la respectiva promoción de todos y cada uno de sus atributos turísticos. Sean tanto naturales como culturales, sociales, afectivos e intelectuales, cada insignia y símbolo de la identidad colombiana reluce cada vez más con las diferentes oportunidades y desafíos a cargo de la agencia gubernamental dedicada a promover el turismo internacional.
Ahora, con un formato sumamente atractivo y comisionado por Marca País, “El libro de la calidez” se presenta como una estrategia digna de admirar, al menos para quienes buscan posicionarse como un destino amable y afectuoso.
El producto en sí ofrece un singular recorrido por diferentes regiones de Colombia para plasmar y exhibir la calidez colombiana a partir de diferentes fotografías y crónicas. Pero, en cuanto al proceso, lo cierto es que permitió la participación de un gran número de protagonistas, logrando una propuesta inédita en pos de reforzar la pertenencia por el destino sudamericano.
Una vez más, Colombia marca la diferencia y, valga la redundancia, es esa diferencia la que respalda su marca.
Un libro digital sobre la calidez colombiana: ¿de qué se trata?
“El libro de la calidez” registra de manera espontánea —aunque no azarosa— esa calidez que viene de las costumbres y tradiciones, de ese ímpetu que lleva a colombianas y colombianos siempre a saludar con una sonrisa y recibir con su incomparable buen café a todo al que llega a sus tierras.
Colombia es reconocido entre sus pares como el país más acogedor del mundo, y eso se debe, sin dudas, a la calidez de quienes la habitan. Según indican desde Colombia, “El libro de la calidez” comprende un proyecto que toma forma para responder una sola pregunta: ¿Por qué Colombia es el país más acogedor del mundo? Es decir, buscar cuál es el origen de ese enunciado que señala de forma unánime esta característica que los identifica como pueblo sudamericano.
La importancia de contar historias (y la motivación suficiente para sostenerlas)
Son 46 las historias de hombres y mujeres que toman protagonismo en este “El libro de la calidez”. Primero, a partir de un relato oral mediante testimonios ofrecidos por los entrevistados; luego, dejando huella en teclado y diversidad de documentos en blanco listos para ser rellenados con experiencias, motivaciones, frustraciones y logros ansiosamente esperados.
La motivación que se observa en cada una de las biografías incluidas en esta especie de bitácora de viaje parece ser directamente proporcional a la calidez que emana de los colombianos.
Existe un dicho que expresa que “quien tiene magia, no necesita trucos” y, en ese sentido, Colombia expone a la perfección que existen personas que disponen de esa luz propia capaz de reconfortar e ilusionar, personalidades valientes que parecieran volver posible lo imposible y, lo mejor de todo, es que apenas se dan cuenta de todo lo que hacen por otros ya que no lo dimensionan como un “peso” o responsabilidad.
¿Quiénes alzan la voz en este libro y por qué?
Desde artesanos y trabajadoras rurales hasta jóvenes empresarios en auge: todos forman parte de esta producción editorial realmente fascinante que tiene como objetivo transmitir al mundo parte de la idiosincrasia colombiana, para que lo disfruten como si estuvieran sentados junto a sus protagonistas, compartiendo un gran banquete de fin de semana.
En la región del Gran Caribe Colombiano podremos encontrar la historia de Elida y sus peinados; de Daniel y su club deportivo en la playa que refleja su pasión por el surf; de Yogletis López, con sus deslumbrantes recetas; de Humberto Narváez, apicultor local; de María Eugenia Clavijo, profesional en hotelería y turismo; de Luis Guillermo Rodríguez, piloto práctico en el puerto de Santa Marta; de Beatriz Ossa, bióloga marina e instructora de buceo, dueña de la escuela Diving Planet; y de Farid, local dedicado a la hospitalidad.
En lo que respecta a la región del Pacífico Colombiano, disfrutaremos de Amelia Hurtado, cosechando sus propias hortalizas en Vientos de Yubarta, hospedaje tranquilo en las afueras de Nuquí; de Walter, artesano de tamboras chocoanas; de Edwin Rengifo, licenciado en educación y fotógrafo de selva a cargo de “Tour del Río”, su propio emprendimiento; de Ludy Valencia, abogada bilingüe que reivindica los derechos individuales y colectivos del pueblo chocoano a través del turismo; de Daniel Ramírez, miembro de Providencia S. A., compañía de endulzantes; y de Esteban Copete, músico de marimba de chonta.
Dirigiéndonos a la región de los Andes Occidentales Colombianos, se deslumbra la presencia de Lady García, emprendedora social que estudia las tradiciones ancestrales de las comunidades negras; de Juan Camilo Botero, emprendedor apasionado por el ciclismo que lanzó Altos, su propia línea de ropa deportiva; de Ximena Londoño, dueña de la mayor colección de especies tropicales de bambú y guadua existente en los países del área andina; de Andrea Beltrán, licenciada en biología y CEO de Birding & Herping, una agencia de servicios de ecoturismo especializada en avistamiento de fauna silvestre en la región del Quindío; de Alejandro Garcés, curador permanente del Museo de Arte de Pereira; de Juan Pablo Echeverri, empresario y dueño de Hacienda Venecia, un establecimiento que ofrece una visita por todo el proceso de cultivo y recolección de bayas; y de Daniela, una emprendedora con su marca de ropa streetwear.
En la región de los Andes Orientales Colombianos, se encuentran Carlos Congote, fundador de Congo Films, una de las más grandes casas de alquiler de equipos audiovisuales de América Latina; Gina Torres, fundadora de Parche Cachaco, tours en bicicleta por diferentes circuitos del graffiti y el arte callejero en Bogotá; Sergio Fog, gerente de Cultivos del Norte, empresa familiar que se destaca en la producción de flores; Diego Alonso Virviescas, artesano de su pueblo y fundador de Canastos Don Nico; Gabriela Gamboa, enóloga en el viñedo Ain Karim; Grace Rojas y Cristhian Torres, compañeros en Río Expediciones, propuesta que incentiva el turismo aventura en la zona; y Doña María Inés Holguín, una verdadera artesana de pelotas, a cargo de la costura de las mismas.
Yendo hacia la región del Macizo Colombiano, podemos encontrar a Miriam, a cargo del restaurante Las Delicias de Miriam; a Ovidio Carrera, dueño de New York Discoteca, un pub bailable en Pueblillo, municipio del Cauca; a Aníbal Criollo Salazar, dueño de Naturalia Restaurante y responsable de fusionar la agricultura con la cocina futurista; a Guadalupe, quien se dedica a la producción de aguacate Hass en la Finca Guadalupe, un emprendimiento familiar que exporta a Países Bajos y produce hasta unas 50 toneladas anuales de aguacate; y a Aymara Tani Tani, tejedora de prendas artesanales.
Finalmente, en la región de la Amazonía-Orinoquía Colombiana, es posible encontrar historias tan encantadoras como la de Antonio Cruz, bugeólogo —especialista en el estudio de bugeos o delfines rosados como también se los conoce—; Francisca, guía tikuna y profesional de turismo; Antonio, heredero de tradiciones uitoto; Consuelo, artesana tejedora de canastos para cultivar alimentos y plantas —incluso las que sanan— y Santos Pacaya; Deixismari, miembro de atención en Calanoa, un hotel en plena selva.
En esta misma región también aprenderemos de Francisca, chef en Las Margaritas, restaurante que heredó de su madre; de Dibier Herrera, joven especialista en agricultura y el trabajo natural de la tierra; de Danis Rodríguez, jinete; de Arinson Cifuentes, un joven de 24 años que trabaja como guía turístico en la zona; de Elizabeth Agudelo, mujer cacaotera de tercera generación que se dedica a la producción de cacao; de César Rodriguez, bailarín, cantante y profesor de joropo; de Yul, chef llanero que se destaca por ser uno de los más reconocidos a nivel nacional; y de Edison Vargas, expolicía y ahora dedicado a recorrer ríos.
De esta manera, y tal como lo ha indicado a través de sus canales de comunicación oficiales, ProColombia acude a Marca País Colombia con la necesidad implícita de mostrarle al mundo muchas de las respuestas a las preguntas surgidas a la hora de hacer turismo en el país, como así también de fomentar todo tipo de alianza o conexión internacional en pos de inversiones y desarrollo económico.
Particularmente, buscaban acortar la brecha entre lo que hoy se piensa de Colombia y lo que en realidad pasa en el país. “El libro de la calidez” funciona como recurso e impulso al mismo tiempo, para que conozcamos a Colombia en carne y hueso: como un destino ideal para vivir una experiencia única, de esas que se impregnan con el buen sentir.
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